Antonio Amenedo

Pazo de Santa Cruz de Mondoi

Es curioso cómo la cocina de Antonio transmite calma y ausencia de prisas cuando él es alguien que habla siempre de una manera acelerada, que no sabe estar quieto, que es capaz de subirse a un avión para irse a conocer un restaurante al otro lado del mundo y que quema sus horas libres subido a una bicicleta.
Pero como por arte de magia ese carácter casi atropellado se traduce en platos tranquilos, pausados, servidos en un entorno mágico. Tal vez sea esa dualidad la que hace que su nombre se pronuncia con especial cariño y siempre con una sonrisa entre los demás cocineros.